Febrero de este verano medio malo

Vuelto el Domingo a esta potente ciudad, el Lunes avisé que el blog volvía y tardé 2 días más en concretarlo frente al teclado...
Pasarse unas semanas disfrutando y trabajando (en nuestra casa de veraneo) en Claromecó es muy lindo, muy reconfortante.
Pero la vuelta es dura!

Qué contar de esos días? Empecemos por lo malo...
Un par de seres queridos dejaron este mundo en este Enero para olvidar...
Podría contar sobre las peripecias de mi ida y vuelta en moto...

O sobre lo encarecidas de tantas cosas que dejamos en Baires y lo nuevamente o ahora fuertemente encarecidas que nos encontramos a la vuelta (me hace acordar los veranos 90-91 y 2001-2002)...
O del Niño o la madre que lo parió al clima...

Pero también tengo que decir que nada pudo ensuciar u oscurecer fuerte lo lindo de pasar unas semanas tan cerca del mar, lo lindo de Claromecó:
                           sentir el sutil salitre estando a 7 cuadras del mar; ese interesante combo tan claromequense de lo agreste y lo pueblerino; volver a poder ver el amanecer y el atardecer por el mar; la tranquilidad de pueblo chico y lo lindo del reinado de la siesta; oir clarito la rompiente en las noches y tantos detalles vitales que hay que saber notar y disfrutar.

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Foto de Daniel Tesone

Habiendo llevado algo más de 2 cajas de Vinos, más bien que tengo algunas cosas que decir de varios, pero eso queda para próximos posts.
Lo mismo sobre el reencuentro con algunos buenos comercios y las grosas cervezas claromequenses. Próximamente por aquí!