Bariloche: lo que me queda

En familia, sin plantearse nada extremo, pasamos una semana de vacaciones (de verano) en esta linda ciudad patagónica.
Sin haber recorrido todo (ni pretenderlo), sin haber pisado una vinoteca (falta de tiempo +caja de Vino en mochila), quiero contar lo destacable (que interese para el perfil del blog) de nuestra experiencia.



Bariloche
Ciudad que me encanta desde jovencito que la visito.
He ido solo, en pareja y en familia. Viajando en tren (había un tren...), micro, avión, auto, moto y de mochilero. Como destino único, base para recorrer la zona o como un destino más de una lista.

Esta vez la encontré tan linda como siempre, muy llena de turistas. Invadida.
Según me informaron, en esta época llegan muchos europeos, yankis, israelíes y argentinos de otros lugares (los brasileros invaden fuerte en invierno).
Supongo que se romperan récords de turismo como en tantas otras localidades este verano 2015. Por lo menos en lo que a turismo interno respecta.

Foto Diario Río Negro

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Por falta de registro de conducir al día, nos movimos en colectivos y taxis. Los servicios son buenos, aunque están al límite de su capacidad. Eso sí, olvidense de aire acondicionado o unidades nuevas.

Las excursiones son caras lo mismo que comer afuera.
Excursiones: se consiguen ofertas (lo mejor es comprarlas con mucha anticipación) y por suerte está el Plan Ahora 12 (comprando de Jueves a Domingo, 12 cuotas sin interés) que facilita y economiza las cosas.

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Me gustó la idea de tapar la estatua de Roca de la plaza principal (2do año que se hace), aunque me parece que ya es hora que la saquen, la fundan y hagan otra sobre los mapuches o alguno de sus líderes (como para equilibrar las cosas un poco, hasta 2090 al menos).

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Helados Artesanales
Disfrutamos de 2: Jauja y Rapa Nui.
Rapa Nui bien, correcto.

Jauja me encantó. Los súper-recomiendo!
Ahí me enteré que originalmente son de El Bolsón, donde elaboran todo.
Sé que tienen 2 locales acá y tendré que visitarlos... JeJe!!

Cervezas Artesanales
Compré unos 10 porrones o pintas de cervezas artesanales de la zona que no se ven (o que nunca ví) por Buenos Aires (Araucana, Lavalle, Bauhaus y alguna más que no recuerdo). Además probé todas las que tenían en Blest y quise las de Weiss, pero no tenían ni una.
Lamentablemente fue desastrosa la experiencia.
Ninguna bien equilibrada y muchas con burbujotas, dulzonas en exceso o aguadas...

Seguramente debe haber buenas cervecerías y buenas cervezas artesanales envasadas, pero no tuve el gusto.



Restaurantes
Fui a media docena y el balance fue bastante negativo. Solo uno me sorprendió gratamente y otro resultó correcto.
Un desastre El Boliche de Alberto Pastas* y Cervecería Blest, que años atrás nos encantaron.

*En realidad, ahora han multiplicado sus locales (más que nada parrillas) y nosotros, hace años, disfrutamos el que era único.

Bien Weiss, aunque es costoso y algo caro.

Brillante la parrilla Alto el Fuego. Es costosa, pero en lo demás, se sitúa cerca de la perfección. La recontra-recomiendo!