Hace una semana leí esta nota de Guillermo Villareal en Clarín cuyo título es Mar del Plata: la clientela en los restoranes bajó un 30% esta temporada, y tiene por copete que La gente se queda hasta tarde en la playa y se perdió un turno de cena.
Entonces recordé que había leío algo del tema en La Nación, y buscando, encontré la nota de Darío Palavecino titulada Menos turistas y consumo en Mar del Plata, que afirma en la bajada que En las tres primeras semanas del año bajaron un 30% los gastos en los restaurantes respecto de 2007; la gente gasta poco.
Guillermo Villareal/Clarín dicen que el cambio horario aparece como la principal causa, sumado a la retracción del consumo por la crisis global y al buen tiempo que viene haciendo este verano.
Y Darío Palavecino/La Nación cambian el orden de los culpables a Retracción del consumo/Cambio horario/Buen tiempo.
Planteado el tema, el simplismo de echarle la culpa a algo que no podemos modificar o a alguien que tiene más poder que nosotros, con la impunidad boba de un opinador en la cola del banco o en la barra de un bar, es algo tan fácil y asimismo tan rebatible, que es casi increíble que salga publicado en estos medios nacionales, en vez de caer dentro del tacho de basura nomás hecho el borrador. Y digo casi increíble, porque evidentemente pasó por las manos de un editor, y este dio el visto bueno, porque sirve a las consignas sociopolíticas de oposición al poder de turno (Un ejemplo más obvio y más patético está en el 2º párrafo de esta otra nota donde Valeria Musse/La Nación fueron capaces de poner que por causa del cambio de huso horario ... en 11 provincias los hijos sólo pudieron agasajarlas durante 23 horas -era el Día de la Madre-)
Dejando de lado si la medida la aplicó tal o cual gobierno, de tal o cual posición política, y si la medida sirvió, sirve o servirá para concretar el ahorro energético, la controversia me parece sencilla de solucionar para las supuestas víctimas.
Fulanito/a en el poder, toma la desacertada y estúpida medida de atrasar el huso horario 60 minutos. Nosotros, víctimas y nada poderosos institucionalmente, que tenemos dos turnos de cena -uno a las 21 hs y el segundo a las 22-, atrasamos ambos una hora también.
Entonces, cuando antes del terrible cambio horario, la puesta del sol era a las 20:15 y el crepúsculo vespertino a las 20:45. El primer turno era a las 21 hs y el segundo a las 22.
Ahora, la puesta es a las 21:15 con el crepúsculo a las 21:45. Y el querido y bien poderado primer turno a las 22:00 con el segundo a las 23 hs.
Es fácil, no?
Si perdieron un turno, no fue el primero. La gente no es boluda, y si se corren las agujas del reloj, mantiene sus hábitos y se levanta y acuesta a la hora de siempre, a la hora que dice el reloj.
A bajar lor precios o -como me decía un profesor de la secundaria- ajo y agua. A joderse y aguantarse.
Entonces recordé que había leío algo del tema en La Nación, y buscando, encontré la nota de Darío Palavecino titulada Menos turistas y consumo en Mar del Plata, que afirma en la bajada que En las tres primeras semanas del año bajaron un 30% los gastos en los restaurantes respecto de 2007; la gente gasta poco.
Guillermo Villareal/Clarín dicen que el cambio horario aparece como la principal causa, sumado a la retracción del consumo por la crisis global y al buen tiempo que viene haciendo este verano.
Y Darío Palavecino/La Nación cambian el orden de los culpables a Retracción del consumo/Cambio horario/Buen tiempo.
Planteado el tema, el simplismo de echarle la culpa a algo que no podemos modificar o a alguien que tiene más poder que nosotros, con la impunidad boba de un opinador en la cola del banco o en la barra de un bar, es algo tan fácil y asimismo tan rebatible, que es casi increíble que salga publicado en estos medios nacionales, en vez de caer dentro del tacho de basura nomás hecho el borrador. Y digo casi increíble, porque evidentemente pasó por las manos de un editor, y este dio el visto bueno, porque sirve a las consignas sociopolíticas de oposición al poder de turno (Un ejemplo más obvio y más patético está en el 2º párrafo de esta otra nota donde Valeria Musse/La Nación fueron capaces de poner que por causa del cambio de huso horario ... en 11 provincias los hijos sólo pudieron agasajarlas durante 23 horas -era el Día de la Madre-)
Dejando de lado si la medida la aplicó tal o cual gobierno, de tal o cual posición política, y si la medida sirvió, sirve o servirá para concretar el ahorro energético, la controversia me parece sencilla de solucionar para las supuestas víctimas.
Fulanito/a en el poder, toma la desacertada y estúpida medida de atrasar el huso horario 60 minutos. Nosotros, víctimas y nada poderosos institucionalmente, que tenemos dos turnos de cena -uno a las 21 hs y el segundo a las 22-, atrasamos ambos una hora también.
Entonces, cuando antes del terrible cambio horario, la puesta del sol era a las 20:15 y el crepúsculo vespertino a las 20:45. El primer turno era a las 21 hs y el segundo a las 22.
Ahora, la puesta es a las 21:15 con el crepúsculo a las 21:45. Y el querido y bien poderado primer turno a las 22:00 con el segundo a las 23 hs.
Es fácil, no?
Si perdieron un turno, no fue el primero. La gente no es boluda, y si se corren las agujas del reloj, mantiene sus hábitos y se levanta y acuesta a la hora de siempre, a la hora que dice el reloj.
A bajar lor precios o -como me decía un profesor de la secundaria- ajo y agua. A joderse y aguantarse.
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