Reproduzco una sencilla y acertadísima nota de un blog amigo: Rumbovino, de Andrés Marcaccini y Noemí López.
Será cosa nuestra?
Muchas veces nos ha pasado que elegimos comprar especialmente un vino por haber leído excelentes críticas en alguna de las tantas revistas especializadas, y resulta que ese vino nos decepcionó. Esa situación, como decíamos repetida, nos lleva a preguntarnos al menos, qué pasó?
La primer, y más elemental, explicación que podemos encontrar es que el vino no estuvo bien guardado y que eso lo pudo afectar directamente; esto bien podría ser válido por ejemplo para un vino que muestra una evolución anormal en relación a los años que tiene.
Otra de las cosas que pensamos puede pasar, es que las revistas, como es lógico, hacen su negocio y si por ejemplo cualquier bodega necesita una inyección marketinera para vender un producto, puede incidir de alguna manera en la descripción que se haga del mismo. Esto lo entendemos y hasta aceptamos.
Pero, quizás, lo que más nos inquieta es cuando las descripciones que uno lee del vino en cuestión, sobre todo en temas de aromas y sabores, no se acercan ni en lo más remoto a lo que el producto expresa... y no nos referimos a identificar un aroma o sabor en particular, sino a un concepto del vino en su conjunto. Solo por dar un ejemplo, es imposible que cuando uno compra un vino que se describe como fresco y frutal, se presente como pesado, maderoso y sin una nota de fruta. Es normal esta dicotomía? Realmente nos parece extraño…
Así que…
Si retomamos el concepto anterior, decimos que esto nos inquieta o preocupa porque sospechamos que quienes critican vinos, a veces, exageran demasiado sus notas con tal de imponerlo en el mercado…
Por eso mismo, cada día leemos más BLOGS elaborados por aficionados, en su mayoría imparciales y que además, habitualmente pagan las propias botellas que critican.
Será cosa nuestra?
Muchas veces nos ha pasado que elegimos comprar especialmente un vino por haber leído excelentes críticas en alguna de las tantas revistas especializadas, y resulta que ese vino nos decepcionó. Esa situación, como decíamos repetida, nos lleva a preguntarnos al menos, qué pasó?
La primer, y más elemental, explicación que podemos encontrar es que el vino no estuvo bien guardado y que eso lo pudo afectar directamente; esto bien podría ser válido por ejemplo para un vino que muestra una evolución anormal en relación a los años que tiene.
Otra de las cosas que pensamos puede pasar, es que las revistas, como es lógico, hacen su negocio y si por ejemplo cualquier bodega necesita una inyección marketinera para vender un producto, puede incidir de alguna manera en la descripción que se haga del mismo. Esto lo entendemos y hasta aceptamos.
Pero, quizás, lo que más nos inquieta es cuando las descripciones que uno lee del vino en cuestión, sobre todo en temas de aromas y sabores, no se acercan ni en lo más remoto a lo que el producto expresa... y no nos referimos a identificar un aroma o sabor en particular, sino a un concepto del vino en su conjunto. Solo por dar un ejemplo, es imposible que cuando uno compra un vino que se describe como fresco y frutal, se presente como pesado, maderoso y sin una nota de fruta. Es normal esta dicotomía? Realmente nos parece extraño…
Así que…
Si retomamos el concepto anterior, decimos que esto nos inquieta o preocupa porque sospechamos que quienes critican vinos, a veces, exageran demasiado sus notas con tal de imponerlo en el mercado…
Por eso mismo, cada día leemos más BLOGS elaborados por aficionados, en su mayoría imparciales y que además, habitualmente pagan las propias botellas que critican.
Adrian, cual era la nota con estadísticas que habías escrito sobre las compras de vinos que se definían por los blogs??? La estuve buscando en tu blog y no la encuentro!!!
ResponderEliminarAbrazo
Interesante observación. Sumaría un detalle al texto: hasta que en nuestro medio no escribamos sobre estilos de vino, y tengamos los estilos más o menos identificados, toda descripción será poco esclarecedora.
ResponderEliminarPero el principal problema, en todo caso, es que estilos de vinos no hay muchos en nuestro medio. Y recomendar o escribir sobre muchos vinos sin que sea un plomo, puede requerir de ciertas licencias poéticas, cuando no chamuyo a secas. Si sos un tipo serio, te das alguna licencia. Si no lo sos, chamuyás de corrido.
Y ahí viene el problema de a quién creerle. Material para otra discusión.
Saludos!
Hago notar que muchas de las descripciones que he encontrado en revistas especializadas y otras no tanto, son simples transcripciones de las contraetiquetas de los vinos. Pude verificar 3 o 4 casos con transcripciones LITERALES, incluso una que la contraetiqueta estaba en Inglés y solo la tradujeron.
ResponderEliminarAbrazo